20 de marzo de 2005

Expectativas

En estos días he tratado de reafirmar en mi memoria algo que considero extremadamente importante, pero que comúnmente se olvida. Se trata de las expectativas; concretamente en lo que se refiere a no esperar demasiado de los demás, por más evidente que parezca su siguiente movimiento. No debemos nunca dar nada por hecho. Incluso lo que tenemos de momento en la mano porque, desgraciadamente, he comprobado una y otra vez aquélla idea que tan repugnante -o debo decir, angustiante- me resulta sobre que absolutamente nada es para siempre; nada es 100% seguro ni 100% nuestro.

Es triste para mí sostener dicha idea, pero no me queda más que aceptar de algún modo su veracidad. Hasta la fecha, y durante toda mi vida, he tenido la tendencia a esperar algo de los demás; creo que es por eso que en tantas ocasiones me he sentido sola, defraudada y desilusionada... incomprendida también, incluso engañada.

El hecho de que alguien no reaccione como tú esperas o como reaccionarías tú en las mismas circunstancias, no lo convierte en una mala persona o en alguien que no vale la pena. Simplemente somos personas diferentes y eso es lo que debemos evaluar: ¿qué tan tolerables son esas diferencias para nosotros?

Deja que las reacciones se den de manera espontánea; si no se dan, busca en otro lado, pero no juzgues mal a quien no hace las cosas a tu modo o no cambió por ti... ni siquiera pretendas que lo hagan porque es una actitud muy injusta... para ambas partes.

Lo único que realmente podemos exigir, y sólo cuando nos lo hemos ganado dándolo a los demás, es el respeto.

7 de enero de 2005

Being Myself

Cuando no quiero o no puedo, la respuesta simplemente es NO; cuando no estoy de acuerdo con algo, la respuesta será NO. Así de simple y así de concreto. La mayoría de las veces las explicaciones sobran.

No hay que pretender llenar siempre las expectativas de los demás, ni tratar de dar o hacer más de lo que somos capaces. Esto último sobre todo porque no siempre depende de nosotros, sino que pueden influir, por ejemplo, la situación financiera, anímica, laboral, etc., impidiéndonos actuar de determinada manera.

Sé siempre congruente contigo mismo en todo y con todos.
Respeta tus deseos, valórate objetivamente y respétate siempre, haciendo que los demás te respeten de la misma manera.

Aprende a valorar y disfrutar tu soledad.

No esperes de la gente lo que no te puede dar, pero busca lo que quieres; no seas conformista ni mediocre si estás ante algo que no te gusta, o no estás recibiendo lo que mereces.

Cree en ti mismo y en lo que puedes lograr con relación a lo que quieres.

Vive el presente, es lo único que tienes.

Encuentra la motivación de tu vida primero en ti mismo, y deja de esperar que alguien más te la dé.

No importa que no entiendas el sentido de la existencia... somos mayoría.