18 de noviembre de 2012

Eso que nunca te voy a decir

"Me encanta que me beses el ombligo ¿sabías? Gusto exótico, sin duda, pero me gusta. Aunque me hago del rogar, es uno de tus gestos más lindos, junto con desatarme las agujetas y quitarme los zapatos, traerme una cobija y envolverme con ella... y decirme "Chinos", "Gorda" y "Bruja" (igual que mi papá).

"Extraño tus mensajes enviando una foto para enseñarme dónde estás o lo que estás comiendo, sólo por el placer de compartirlo.

"Me encanta que me mires a los ojos y me digas "en serio, no manches qué guapa estás". Que me digas que la diferencia entre aquellas que se parecen a mí, física e intelectualmente, es que a mí me quieres y a ellas no. Aspirina para mi naturaleza celosa, y que agradezco, sea cierto o no.

"Me encanta que tengas la iniciativa de sugerir que nos veamos, que te acompañe a algún lado; me gusta que me "presumas" tus nuevas adquisiciones, que me cuentes lo que pasó en el día, por trivial que resulte. Y más lindo es que me compartas tus sueños, tus planes -vayan o no con los míos-, que me pidas un consejo, una opinión.

"En resumen, me gusta que compartamos... cosas. Pelis, chistes, videos, música, puntos de vista, caricias, sonrisas, tiempo (...)

... Y ahí se quedó esta entrada tal como la pensaba publicar hace varios días. Todavía tenía mucho más por decir. Te sentía distante y de alguna manera quise recordar todo lo hermoso de esto que aceptamos no bautizar. Sí, todavía tenía mucho que decir, pero la inminente amenaza de "algo", amenaza que se fue actualizando y confirmando mis miedos, no me dejó terminarlo. Pero lo publico igual para recordar y no dejar de aprender.

Nada de lo que alcancé a escribir y cito arriba, es falso. Simplemente ya no está, algo falta, se quedó sin sustancia de un momento a otro. Aunque pensándolo, en realidad no fue tan repentino, creo que tomó su tiempo. Y siendo sincera algo de ello lograba atisbar intermitentemente, pero fue mejor ignorarlo, así lo creí y lo escogí.

Todo eso que describo fue, de hecho, y casi siempre fue genuino, te salía del corazón... Hasta hace poco, cuando se convirtió en simple y lastimoso producto de la culpa. Y luego el final, con esa frialdad e indiferencia que nunca sueltas para olvidar todo y pasar a otra cosa. Al menos lo pretendes, pues siempre te resultará más fácil que aceptar un error, tomar decisiones y asumir las responsabilidades. No por eso te quiero menos, no te respeto menos ni olvido lo bueno. Pero tampoco deja de doler..

No es el peor golpe que he recibido. Sin duda no lo es y de todos me he levantado. Pero es éste el que duele ahora, tal vez por lo reciente. Por eso y por muchas otras razones.

Porque tenemos mucho más recorrido que en cualquier adiós anterior, y todos los temas supuestamente ya hablados, aclarados y acordados.
Porque los dos sabíamos perfectamente lo que esperamos del otro, lo que se aceptaba y lo que no en nuestra relación.
Porque tuviste todas las oportunidades de ser honesto y deliberadamente no las tomaste. Porque yo sí lo fui.
Porque yo respeté siempre tus ganas de estar o no estar, y el modo en que querías estar, incluso acepté alejarme del todo cuando me lo pediste. Y a pesar de ya tener medida la distancia a la que debíamos mantenernos para que tú estuvieras cómodo -no yo-, ante la primera dificultad no pudiste menos que enojarte, ofenderme y culparme de todo... como siempre.

Tal vez intentaste llegar a ese punto antes. No creas que desconozco tus tácticas para iniciar discusiones por motivos que pintas como irremediables, discusiones que siempre terminan en lo mismo. Las conozco pero a veces decido ignorarlas, esperando que de pura desesperación decidas hablar, llamando a las cosas por su nombre. Pero nunca fue ese el resultado. Ahora entiendo que te distanciabas y cambiabas de pronto tratando de provocar que te dijera "te siento raro, ¿está todo bien?" Y con eso evitarte el calvario de venir tú primero con el tema cuando todo parecía estar bien. Con eso tenías una excusa. Y sé que tu gran enojo aquél domingo, no fue por las razones que argumentaste. Fue por sentirte amenazado por tus fantasmas de siempre y como sea no pudiste sostener tus razones ¿sabes por qué? No porque mi retórica sea tan poderosa, sino porque tú mismo sabías que no estabas siendo justo, ni congruente, pero tu primera reacción siempre es intentar aplastarme para que no te aplaste yo. Y sé que te duele ser así, te duele ser capaz de ello. Te duele no poder defender tus puntos, tus intereses sin hacer primero mierda los míos.

Siempre dijiste que si quisieras estar con alguien, sería conmigo... lástima que no querías complicarte la vida con una relación, que estabas bien solo y así querías seguir, buscando tu paz, construyendo tu vida sin molestias y sin dar explicaciones. Luego "recapacitaste" y dijiste que habías sido un estúpido en dejarme ir, que siempre fui la mejor persona y la mejor novia contigo, que podíamos mudarnos a donde yo quisiera porque lo importante era tener una linda relación y llevarnos bien; que debía pensar en comprarme un buen equipo para la moto... ¿cómo debía interpretar todo eso? ¿Esperabas que no me ilusionara?

Y le aposté una última vez porque sé que no lo haces con intención, sé que cuando dices todo eso, lo sientes de verdad... pero también sé que tu pinche miedo es mucho más grande que tú, y que no hay manera, aunque lo quieras y lo sientas, de que te venzas a ti mismo.