18 de noviembre de 2012

Eso que nunca te voy a decir

"Me encanta que me beses el ombligo ¿sabías? Gusto exótico, sin duda, pero me gusta. Aunque me hago del rogar, es uno de tus gestos más lindos, junto con desatarme las agujetas y quitarme los zapatos, traerme una cobija y envolverme con ella... y decirme "Chinos", "Gorda" y "Bruja" (igual que mi papá).

"Extraño tus mensajes enviando una foto para enseñarme dónde estás o lo que estás comiendo, sólo por el placer de compartirlo.

"Me encanta que me mires a los ojos y me digas "en serio, no manches qué guapa estás". Que me digas que la diferencia entre aquellas que se parecen a mí, física e intelectualmente, es que a mí me quieres y a ellas no. Aspirina para mi naturaleza celosa, y que agradezco, sea cierto o no.

"Me encanta que tengas la iniciativa de sugerir que nos veamos, que te acompañe a algún lado; me gusta que me "presumas" tus nuevas adquisiciones, que me cuentes lo que pasó en el día, por trivial que resulte. Y más lindo es que me compartas tus sueños, tus planes -vayan o no con los míos-, que me pidas un consejo, una opinión.

"En resumen, me gusta que compartamos... cosas. Pelis, chistes, videos, música, puntos de vista, caricias, sonrisas, tiempo (...)

... Y ahí se quedó esta entrada tal como la pensaba publicar hace varios días. Todavía tenía mucho más por decir. Te sentía distante y de alguna manera quise recordar todo lo hermoso de esto que aceptamos no bautizar. Sí, todavía tenía mucho que decir, pero la inminente amenaza de "algo", amenaza que se fue actualizando y confirmando mis miedos, no me dejó terminarlo. Pero lo publico igual para recordar y no dejar de aprender.

Nada de lo que alcancé a escribir y cito arriba, es falso. Simplemente ya no está, algo falta, se quedó sin sustancia de un momento a otro. Aunque pensándolo, en realidad no fue tan repentino, creo que tomó su tiempo. Y siendo sincera algo de ello lograba atisbar intermitentemente, pero fue mejor ignorarlo, así lo creí y lo escogí.

Todo eso que describo fue, de hecho, y casi siempre fue genuino, te salía del corazón... Hasta hace poco, cuando se convirtió en simple y lastimoso producto de la culpa. Y luego el final, con esa frialdad e indiferencia que nunca sueltas para olvidar todo y pasar a otra cosa. Al menos lo pretendes, pues siempre te resultará más fácil que aceptar un error, tomar decisiones y asumir las responsabilidades. No por eso te quiero menos, no te respeto menos ni olvido lo bueno. Pero tampoco deja de doler..

No es el peor golpe que he recibido. Sin duda no lo es y de todos me he levantado. Pero es éste el que duele ahora, tal vez por lo reciente. Por eso y por muchas otras razones.

Porque tenemos mucho más recorrido que en cualquier adiós anterior, y todos los temas supuestamente ya hablados, aclarados y acordados.
Porque los dos sabíamos perfectamente lo que esperamos del otro, lo que se aceptaba y lo que no en nuestra relación.
Porque tuviste todas las oportunidades de ser honesto y deliberadamente no las tomaste. Porque yo sí lo fui.
Porque yo respeté siempre tus ganas de estar o no estar, y el modo en que querías estar, incluso acepté alejarme del todo cuando me lo pediste. Y a pesar de ya tener medida la distancia a la que debíamos mantenernos para que tú estuvieras cómodo -no yo-, ante la primera dificultad no pudiste menos que enojarte, ofenderme y culparme de todo... como siempre.

Tal vez intentaste llegar a ese punto antes. No creas que desconozco tus tácticas para iniciar discusiones por motivos que pintas como irremediables, discusiones que siempre terminan en lo mismo. Las conozco pero a veces decido ignorarlas, esperando que de pura desesperación decidas hablar, llamando a las cosas por su nombre. Pero nunca fue ese el resultado. Ahora entiendo que te distanciabas y cambiabas de pronto tratando de provocar que te dijera "te siento raro, ¿está todo bien?" Y con eso evitarte el calvario de venir tú primero con el tema cuando todo parecía estar bien. Con eso tenías una excusa. Y sé que tu gran enojo aquél domingo, no fue por las razones que argumentaste. Fue por sentirte amenazado por tus fantasmas de siempre y como sea no pudiste sostener tus razones ¿sabes por qué? No porque mi retórica sea tan poderosa, sino porque tú mismo sabías que no estabas siendo justo, ni congruente, pero tu primera reacción siempre es intentar aplastarme para que no te aplaste yo. Y sé que te duele ser así, te duele ser capaz de ello. Te duele no poder defender tus puntos, tus intereses sin hacer primero mierda los míos.

Siempre dijiste que si quisieras estar con alguien, sería conmigo... lástima que no querías complicarte la vida con una relación, que estabas bien solo y así querías seguir, buscando tu paz, construyendo tu vida sin molestias y sin dar explicaciones. Luego "recapacitaste" y dijiste que habías sido un estúpido en dejarme ir, que siempre fui la mejor persona y la mejor novia contigo, que podíamos mudarnos a donde yo quisiera porque lo importante era tener una linda relación y llevarnos bien; que debía pensar en comprarme un buen equipo para la moto... ¿cómo debía interpretar todo eso? ¿Esperabas que no me ilusionara?

Y le aposté una última vez porque sé que no lo haces con intención, sé que cuando dices todo eso, lo sientes de verdad... pero también sé que tu pinche miedo es mucho más grande que tú, y que no hay manera, aunque lo quieras y lo sientas, de que te venzas a ti mismo.




22 de octubre de 2012

¿La décima es la vencida?

Una vez más no tuvimos el valor de hablar de frente, de ser honestos con el otro. Tú preferiste callarte, alimentando con ello un pedacito de ilusión que aun conservaba; yo escogí, por una vez, no tener la iniciativa de jalar el carrito por los dos, quedándome a la expectativa de que te decidieras a aterrizar los pendientes, como habíamos quedado. Pero fue la última vez. Y creo que así es mejor. Duele en el alma, como nunca. Pero es mejor.

Sé que no me vas a buscar porque me conoces y sabes que el tono de voz que escuchaste al teléfono no era felicidad, no era indiferencia ni amistad. Era mi voz herida, enfurecida; mi voz de rabia contenida, de decepción, frustración; de ganas ahogadas de gritarte, de mandarte al carajo.

Pero no lo hice y fue mejor. Aunque no lo digo con total convicción en este momento, una parte de mí sabe que lo fue. Porque debió ser así hace mucho, porque nos empeñamos en no soltar, en seguir ahí para nada. Y tú te empeñaste en amarrarme para soltarme cuando te diera la gana. Tal vez yo hice lo mismo en otro momento, tal vez. Pero, aunque no me gusta justificarme, yo siempre estuve ahí para ti, y la única razón de que me haya distanciado fue que me empujabas fuera una y otra vez hasta cansarte, hasta cansarme yo también. Y una vez que estaba suficientemente lejos, me pedías que regresara, te sentías vacío y desorientado. En fin, duele que nada de lo que hay ahora se parezca a lo que nos imaginamos una vez; que lo que yo tengo no lo quieras, y lo que tienes no lo quieras compartir. Duele haber inspirado tus ganas de pasar tiempo juntos, ser esa por quien valía la pena desvelarse, mejorar, gastar, tener detalles, y ya no serlo más. Y sé que te duele también, porque de algún modo quisieras querer estar aquí. Duele pero ya no es, y cuando deje de doler, sólo quedará el cariño que ambos sentimos, un eterno gracias y un te quiero.

17 de octubre de 2012

¿Te había dedicado un canción?



Hoy en la mañana, mientras manejaba al trabajo, escuché una vez más esta canción, pero por primera vez con atención. Y descubrí una letra hermosa...Y no pude evitar pensar en ti. Juro que fue involuntario pero ¿sabes qué? No la podía haber escrito yo mejor si quisiera hacerte una canción. Aunque lo más probable es que nunca leas este post, te la regalo. Me gustó tanto mi descubrimiento que decidí que valía la pena hacerla parte de mi blog.

(**Y para quien sea que lea, si les da flojera el video, les cuelgo acá la letra.)

Tengo un asiento reservado,
en un banco abandonado,
donde me dejaste tú...

Tengo un boleto de ida y vuelta
hasta tu misma puerta, para verte salir.
Tengo unas 500 horas sin dormir,
un cuento sin final feliz.
      
Pero tengo cada uno de los besos
que tú me dejaste aquí.

Tengo un corazon que se le olvidó
que ya no queda nada entre tú y yo.
Tengo que seguir contigo o sin ti,
si en tu vida ya no hay sitio para mi.

Tengo una historia caducada
una vida adulterada
y tantos sueños sin abrir.
Tengo tu voz que da vueltas en mi cabeza
tengo servida la mesa por si quieres venir.

Tengo todo aquello que aprendi de ti,
y como puedo deshacer
todos los buenos momentos
que tú me has hecho vivir.

Tengo un corazon que se le olvidó
que ya no queda nada entre tú y yo.
Tengo que seguir contigo o sin ti,
si en tu vida ya no hay sitio para mi.   [bis]

Tengo lo que tengo
lo que a ti te sobra
lo que a mi me basta
para ser feliz.
Tengo lo que soy...

Tengo un corazon que se le olvidó
que ya no queda nada entre tú y yo.
Tengo que seguir contigo o sin ti,si en tu vida ya no hay sitio para mí.

14 de octubre de 2012

Verdades que callas

No te quedes por costumbre
No digas te quiero por obligación
No me abraces sin ganas
No me hagas el amor con culpa
No digas por no saber decir no
Ahórrate las palabras dulces al teléfono si bajas la voz para decirlas
No pretendas estar conmigo si piensas en alguien más
No me acompañes cuando prefieres estar en otro lado

Duele escucharte sabiendo que no eres sincero
Me enferma que creas que te creo,
verte dudar y desviar la mirada,
buscar explicaciones cuando te contradices
Duele no poder justificarte
Duele jugar a no darme cuenta

Y espero nunca olvides lo que te he querido,
y que cada vez que me alejé fue por ti,
porque me lo pediste, porque te alejaste tú primero, porque no sabías...
después por miedo, por evitar más dolor
por tratar de construir en otro lado lo que tú no querías o no podías.

Pero no puedo pasar por esto de nuevo
y me habría tardado menos en entender, en aceptar que ya estoy de más,
si hubieras hablado con la verdad desde el principio
Prefiero un adiós que un estar a medias
Prefiero extrañarte, prefiero tu recuerdo

Ojalá no conociera tu mirada cuando mientes,
tus nervios y los gestos que revelan lo que intentas disfrazar
Ojalá no conociera tus reacciones delatoras
tu miedo que me culpa si intento preguntar
Ojalá los hubiera ignorado desde siempre
para no ser capaz de escuchar lo que me gritan a la cara
cada vez que me sorprenden de nuevo:

Que a pesar del tiempo no puedo confiar en ti
Que tus buenas intenciones no trascienden las palabras
Que no importa cuántas veces lo intente
Que no puedes, aunque quieras; que esto te rebasa
Que 'para siempre', contigo, caduca cada tres meses
Que la verdad para ti es relativa

Ojalá no conociera esa versión de ti
Ojalá pudiera ignorarlo todo para no volver a recoger los pedazos de esperanza rota
que insiste en no morir

Y duele recordar lo compartido en tantos años, lo reído y lo llorado,
los abrazos con te quieros, las miradas que decían tanto
las despedidas y los regresos
las pláticas, la cocina, la cama, la pasión, los chistes... el café

Duele dormir abrazados y saber que nada cambia
Duele enterrar tantas ilusiones
Duelen tus silencios programados para evitar dar razones
Duelen tu indiferencia y tus excusas

Duele volver a llorar las mismas lágrimas, aquí sentada, mientras escribo
Duele no poder odiarte

Duele no haber sido yo
Duele que no quieras ser tú




6 de septiembre de 2012

La culpa no es del perro...

La idea de que sólo los perros agresivos deben traer correa es una sandez; es palitos uno para el dueño de un perro, parte del mínimo de responsabilidad que deben tener, ya no sólo porque puedan atacar a alguien o no, sino porque alguien más los puede atacar o igual pueden atropellarlos, perderse, etc. ¿En serio cuesta tanto trabajo ponerle una correa y tomarse 15 minutos para darle la vuelta hasta la esquina? Y si tenemos un perro de alto rendimiento y nosotros no lo somos... como que algo está mal.

Todo esto lo digo porque ayer el perro de mi vecino, que en palabras de éste último "no es agresivo, está entrenado y sólo juega", se le fue encima a mi perro (que nunca sale sin correa o sin dueña -yo-) y además del pinche susto probablemente tenga consecuencias en la lesión de columna que ya tenía... Claro, esto pasa después de al menos 4 ó 5 amables peticiones previas de que lo sacaran con correa porque mi perro SÍ es agresivo, no convive con otros perros, etc., y yo lo puedo controlar a él pero ¿qué se supone que haga con otro que viene suelto? Bueno pues muy entrenado y muy juguetón pero al momento que su dueño lo trataba de agarrar y lo llamaba, el perro simplemente lo ignoraba... creo que terminó angustiándose más él y ese es justo mi punto, hay cosas que no podemos prever en el comportamiento de las mascotas, aunque invirtamos millones en su educación... aunque lo haga jugando... ni tampoco podemos controlar las reacciones de otros perros con el nuestro. A pesar de ello, y no niego que con muy buena actitud, pero seguía neceando el joven con que "es que mi perro no hace nada y convive muy bien y siempre lo traigo sin correa y es que a ti no te iba a hacer nada"... ¿es neta? acaba de ver todo el show y me habla como si yo le estuviera reclamando algo que me imaginé.

Consejo de hoy: neta por educados, entrenados y elegantes que sean sus perros, traten de sacarlos siempre con correa... hay reacciones de otros perros que no podemos prever, no todos son tan educados y juguetones como el nuestro, lo pueden atropellar, se lo pueden robar, vaya... lo pueden lastimar y es como un mínimo de responsabilidad cuando lo paseamos en lugares públicos, en áreas comunes. Es la segunda vez que sacando yo a mi perro con correa -por cuidarlo a él y a los demás porque el mío sí es agresivo- lo ataca un perro que según su dueño "no hace nada y se lleva bien con todo mundo y está entrenado y sólo juega y no entiendo que pasó..." Exacto, mejor evitemos que se presenten situaciones en que lo mejor que podemos decir es que no sabemos que pasó, pues la consecuencia puede ser irreparable.

(Nota 2013: hace unos meses, el mismo perro atacó al perrito de mi hermano y aunque se le dio la atención médica lo más pronto posible, no lo resistió y lo perdimos... Los vecinos tuvieron que pagar por un perro nuevo, disculparse, etc. Y la relación con ellos es bastante mala. Lo increíble es que después de eso, siguen sacando a su perro sin correa y a mí me da como un ataque de indignación... en fin, hay que ser imbécil).

27 de julio de 2012

33

Por fin alcancé la edad de Cristo... y ¿qué les digo? Sigo sin hacer nada con mi vida que me compre el pasaporte a los libros de historia, o me financie un monumento en alguna glorieta o parquecito pitero. Pero llegué y según los que saben en temas de automotivación, eso es lo que cuenta, y como que me siento con ganas de estar de acuerdo con ellos.

Llegué, y llegué bien. ¿Que qué es "bien"? Ok, trataré de ilustrarlo:

Estoy sana. Puedo tener achaquitos y secuelas, pero no tengo ninguna enfermedad, ninguna incapacidad que me impida pensar, moverme, cantar, bailar, ir y venir, hablar, aprender.

Tengo un trabajo. Tal vez no soy la más abogada -cosa que me hace más especial, sin duda, já- pero me gusta mi trabajo, me gusta la gente con la que convivo en la oficina todos los días, me gusta el giro de la empresa y me gusta quién soy ahí. Tengo dos grandes amigas en Paty y Alicia. No me pagan un sueldazo, eso es un hecho, pero he sobrevivido y he ahorrado algo cuando mucha gente no se puede dar ese lujo en estos tiempos.

Tengo casa. Gracias a mi madre que no me ha corrido de ahí, pero nadie me mantiene. Digamos que me ahorra la renta, pero yo aporto una mensualidad, yo pago mi propio súper, mantengo a mi perro, compro mis muebles y me cubro cualquier necesidad. Eso me da tiempo y calma para ahorrar y seguir buscando el lugar en el que quiero vivir.

Tengo una familia un poco disfuncional pero unida. Tengo aun a mi madre, aunque mi papá prefirió adelantarse. Tengo a mis hermanos y mi hermana que aunque me provocan más de un disgusto, los quiero, son mi gente, mi pasado y mi presente. Tengo tres hermosos sobrinos, una cuñada que es mi ídolo por haberse ganado a mi hermano menor como lo hizo. En fin, los tengo y me tienen. Nunca me ha sobrado nada, pero tampoco me falta.

Tengo amistades, algunas de siempre, otras nuevas y otras han pasado al RIP-mode porque así lo decidí (de hecho algunos no se han enterado). Y agradezco todos los días a la vida por esas que siguen ahí a pesar de todo, por esos nuevos hermanos y hermanas que me ha puesto en el camino, y también por esos que se han ido al carajo porque no aportan y sólo malvibran. Agradezco la lealtad de mi gente, su oído, sus palabras oportunas, sus detalles y, sobre todo, su cariño.

Tengo mi biblioteca y chingos de música. Y tengo un perro sociópata que me adora y a todos les mienta la madre menos a mí... y lo amo.

Últimamente he estado angustiada por la falta de un proyecto de vida concreto. Que no sé si me quiero casar, que no sé si quiero hijos, que no sé hasta cuándo ser abogada, que hago de todo pero a medias... Pero ¿saben qué? Resumiendo y echando un ojo hacia atrás creo que no tengo mucho de qué quejarme por más que me guste el drama. Creo que debo estar contenta y agradecida hasta por los putazos recibidos... aunque vaya que a veces necesitamos más de uno para entender el punto. Y no es que quiera justificar mi falta de proyecto con una pretendida felicidad, quedándome por siempre en la mediocridad. No, no. Ya me iré armando algo pero angustiándome no lo voy a lograr, finalmente no tengo comprada ni la hora que viene, por lo que quiero disfrutar mis días, mis horas, mis fracciones de segundo... Qué hueva que se te acabe el veinte preocupándote por los siguientes 10 años. Es una frase tan cliché, pero tengo que usarla: hay que vivir hoy el hoy; y complementando con Bucay: hay que llorar hoy por lo de hoy y no por lo que pasó ayer; enójate por lo de hoy, sonríe por el hoy y sueña y construye con lo que tienes hoy (ok, sólo la primera parte la dijo Bucay, pero la idea es la misma).

No soy buena soltando el lastre de ayer, tirando mis culpas, olvidando gente ni momentos. No lo soy. Soy experta en autoreproches y en el perfeccionismo paralizador, experta en desidia y autosabotajes. Pero tengo mucho que aprender y que cambiar al respecto, mucho que experimentar y, por ahora, ese es mi mayor proyecto.

Gracias vida, gracias Dios, gracias papás (por traerme al mundo), gracias amigos por la paciencia y gracias a mí por seguirle chingando.

14 de julio de 2012

Dos grandes verdades

Y para no perder la costumbre de las frases mágicas, ahí les voy. Estas dos me pegaron como bat en la espinilla. Tengan:

“The quality of your life is in direct proportion to the amount of uncertainty you can comfortably deal with.” ~Tony Robbins

No pues ya me pasaron a joder. No mamen, nunca había conectado ambos conceptos: calidad de vida y tolerancia a la incertidumbre pero ahora me queda muy claro por qué vivo con un maldito hoyo en la panza (angustia le llaman a veces) y un costal de ansiedad que no se me quita con nada. Aclaro que no es que mi vida sea miserable y cosas así, pero sí la sufro como al triple de lo que sufre alguien más... "normal". Soy hipersensible (desde ahí estamos jodidos), soy control-freak hasta la pared de enfrente (nos jodimos más), y un nivel de intuición-percepción que da miedo y en el q no acabo de confiar al 100% supongo xq la mayoría de las veces no me gusta lo que "veo". ¿Cómo esperar que salga algo bueno de esa combinación? 

No tolero no entender algo, no saber que pasa, que las cosas cambien sin que yo lo haya pedido ni hay hecho nada para conseguirlo, no tolero que el desenlace de algo importante no esté únicamente en mis manos. Y es cagante porque las cosas son así: hay trillones de cosas que nos afectan directamente pero están fuera de nuestro control, la mitad de la gente nunca te va a hablar con la verdad al 100% y te vas a dar cuenta... y tómala, a lidiar con su derecho a "guardar silencio" porque hacerlos hablar a putazos no aplica; la gente cambia, la vida cambia y aunque te metas un madrazo en uno de esos giros, el hecho de que tú decidas no cambiar al mismo ritmo, no obliga a nadie a permanecer en el mismo estado; nadie está obligado a la reciprocidad en nada, y yo sigo queriendo creer que no por obligación sino naturalmente, esa reciprocidad "se da". Qué pinche sandez. El punto es que tengo un tema severo con el control.

Me da miedo la incertidumbre como a todos, pero hay gente más ecuánime, que acepta sus limitaciones. Yo tengo un puto complejo de omnipotencia que Dios nos agarre confesados. La consecuencia natural de ello, claro, es vivir angustiada cuando siento que algo se me va de las manos, que no puedo ayudar a alguien, que esa persona a la que quiero ya no me quiere, que siento que esta otra no me está hablando derecho y no puedo obligarla a hacerlo. 

Últimamente trato de respirar, de aceptar esas cosas fuera de mi alcance y ahí la llevo con mini avances pero neta, me está costando un huevo. En fin, pasemos a la segunda gran verdad.  

We aren’t searching for truth or clarity or insight as much as we’re simply searching for something reliable to grab ahold of.

Esto puede venir al caso sobre todo en cuanto a religión. Una que se educó en colegios de monjas y creció en una familia muy católica, les puede decir lo raro que se siente cuando empiezas a cuestionar y te revelas y de verdad te dejas de comprar el cuento. Se siente triste y se siente un vacío. Y cada vez suena más lógico eso de que a los dioses los inventamos para no sentirnos tan perdidos, tan sin sentido, tan... así pinches. 

Y puede aplicar para otras cosas cuando eres una control freak con inseguridades fuertes. Exiges que todos te hablen con la neta al 100% (aunque no estás segura de poderlo manejar sin culpas ni reproches), quieres controlar todo y que todo sea siempre claro como el cristal. Y lo que hay detrás de eso no es valor y temeridad, sino la desesperación de sentirte segura y contenida, y pepenarte de lo que sea que te hace sentir así con la ilusión de que es eterno e inmutable de modo que si te pepenas bien, estás a salvo de aquí al juicio final. Sí, eso de "nada es para siempre" me da como prurito mental y me encabrona y me angustia y no, no lo he terminado de aceptar en mi intelecto aunque suene muy estúpido. 

Y así, son grandísimas verdades al menos para mí, de las que han derivado estas fuertes declaraciones. ¿A alguno le pasa lo mismo?

18 de junio de 2012

Y ahora con ustedes...

Tiene un rato que no escribo y para hoy se me antojó cambiar de tema, hablar un poco más de mis issues macabros... Ah sí, porque soy dulce y buena pero tengo mi lado ése, el no tan padre ni divertido, el que me pone unas madrizas de miedo pero gracias al cual logro conocerme más y crecer, y pues tener menos issues, o algo así, no sin antes tocar varios fondos. Definitiva y desafortunadamente es a la mala: te caes, te patean, te madrean, sufres, lloras, te duele hasta decir basta, etc., y finalmente vez la luz al final del túnel... o eso dicen.

Como sea, yo todavía no veo la luz del todo. Estoy en el tránsito oscuro y tenebroso de mi túnel personal, y ¡ah, cómo es largo el cabrón! O yo lo hago más largo, no lo sé.

Empecemos por hablar de un término que suena como infección de vías urinarias pero no tiene absolutamente nada que ver -gracias a Dios- con ello: me refiero a la Distimia. Según fuentes confiables y científicas, la distimia se define como un tipo de depresión con una duración mínima de dos años; un tipo crónico de depresión en el cual los estados de ánimo de la persona están normalmente en niveles bajos con síntomas, sin embargo, menos graves que los de la depresión mayor.

Una definición más manchada y científica la encontramos en la página psicoActiva, que dice lo siguiente:

 Ldistimia es un estado de ánimo crónicamente deprimido, menos grave que la depresión y que no cumple los criterios para una depresión mayor, o lo hace sólo en períodos muy cortos. Su evolución suele ser de más de dos años. Se caracteriza por un abatimiento prolongado del estado de ánimo en que el sujeto distímico se describe a sí mismo como “triste” o “desanimado”, perdiendo el interés por las cosas y viéndose a menudo como inútil y poco interesante. Posee síntomas persistentes o intermitentes, de intensidad más leve en comparación con la depresión mayor. Aiskal (1983) la define como “mal humor” y se caracteriza porque “el individuo está habitualmente triste, introvertido, melancólico, excesivamente consciente, incapaz de alegría y preocupado por su insuficiencia personal”.

Total que hay que ver cuán jodido está el asunto. Y no es en la práctica mucho más divertido que su lectura. Y bueno, en mi opinión y vivencia personal, creo que lo más jodido no es vivir con ella y tener que ir a terapia o sentirte pinche. Todo esto está de hueva, pero para mí lo peor ha sido darme cuenta, detectar el problema; sentir ganas de llorar a lo pendejo, sentir que no tengo misión en el mundo, que ningún esfuerzo vale la pena; derrumbar de un zarpazo todos mis castillos de sueños porque ¿para qué tanto pedo si de todos modos nos vamos a morir? Sí, suena a lo más pinche grinch pero así me siento... a veces. 

Nunca me han diagnosticado con depresión, y estrictamente tampoco con distimia, fue más un pronóstico de mi terapeuta por ahí del 2006, que un diagnóstico oficial. Como sea, a pesar de mi condición de no tomar pastillas a menos que fuera estrictamente necesario, su sospecha fue suficiente para que me dieran una linda receta de Fluoxetina y derechito a la farmacia. Por un breve periodo tomé antidepresivos y bueno, ya no. Hace 6 años fui con una psiquiatra... ahora decidí probar con la psicoterapia Gestalt, ya que leer a Jorge Bucay y todo el enfoque Gestalt me ha cambiado mucho la vida, pero nada mejor que tener una especie de guía. Confieso que no lo consideraba así, es lo que me gusta de los libros de AUTOayuda... lo haces todo solito en la comodidad de tu hogar y la caverna que tienes por cerebro. Lindo ¿no? Lo jodido vino cuando de verdad destapé la cloaca, el mierdero de cosas que tengo mucho tiempo haciendo como que no están, convenciéndome de que están más que superadas, la persona que he pretendido ser o las cualidades que me invento. Y exploté, abrí la cajita de pandora y ya no supe cómo cerrarla e ir sacando cosa por cosa, trabajando de a poquito. Ni madre, se me desbordó el cochinero y ya no lo pude recoger. Por eso busqué una terapia y estoy contenta, creo que me está ayudando, aunque me cuesta trabajo, estoy demasiado acostumbrada a "trabajar" sola, pero ya vi que por lo visto en algunos aspectos sólo estaba echando la mierda bajo la alfombra y tampoco es lo más inteligente. 


Total, los dejo con esta introducción de mi desmadrito para detallarlo más en posteriores actualizaciones, cuando tenga ganas de darle vueltas al tema. 

1 de junio de 2012

No es sólo un auto

Hoy tuve el gusto y la emoción de hacer la transferencia para el último pago de mi coche: MX $4,191.83 para ser exactos. Tengo que confesar que me dio mucha emoción, pero no hablo de la emoción como mero gusto o felicidad, sino emoción en su acepción literal, es decir, me movió algo dentro, me dieron ganas de llorar (ok, confieso que de hecho sí se me salieron las lagrimitas), me dio alegría, me dio nostalgia, me dio no sé qué.

   

Pero antes de continuar quiero aclarar que lo que aquí me mueve no es el hecho en sí de tener un coche, es decir, no la posesión y ahora propiedad oficial del mismo, sino todo lo que hay detrás, todo aquéllo a lo que se debe mi cursilería. Así que no, no soy una materialista que encuentra satisfacción y felicidad en el mero hecho de "tener", de adquirir cosas por las cosas mismas. No es el coche, aunque agradezco la posibilidad de tenerlo en una ciudad como ésta; es mucho más, y en un 90% se lo debo a mis padres.

Ellos tuvieron a bien abstenerse -por gusto y por necesidad- de hacernos regalitos espléndidos tipo "tu coche porque ya cumples 18" o para ir a la prepa...nel. Yo no tuve coche hasta el 2008 en que decidí comprar éste. Antes de eso, apenas en noveno semestre de la carrera, en 2003, aprendí a manejar y usaba el Sentra de mi papá. El caso es que gracias a actitudes y límites -voluntarios o no- como el que menciono al principio, mis papás me enseñaron a darle su justo valor a las cosas, a ganármelas, y que nada viene gratis sólo por mi linda cara, ni por mis buenas calificaciones, ni por ser buena hija; eso era aparte y se premiaba diferente, por ejemplo: con la satisfacción personal de lograr algo, sabiendo agradecer que nunca nos sobró nada, pero tampoco nos faltó; aprendiendo a distinguir lo necesario de lo superfluo, y nunca desestimando lo realmente trascendente.

Por otro lado, no sé si por genética o por modelo aprendido en casa, adquirí desde muy temprana edad, con mi primer domingo, a ahorrar, a estirar el dinero, a administrarme. Sí, por un lado mi mamá es marrísima; por el otro, mi santo padre fue mi maestro de presupuestos, me enseñó con el ejemplo y con un buen verbo, la finalidad y uso correcto de una tarjeta de crédito; le aprendí que para comprar lo que se me iba antojando, tenía que ahorrar, ganármelo. Que hay que ser humilde y compasivo, porque sólo darse gusto uno mismo le va quitando el chiste y la satisfacción al esfuerzo.

La combinación fue perfecta para que a la fecha no me haya tenido que agobiar nunca porque mi tarjeta no pasa, por pagar intereses de absolutamente nada, o porque tengo que pagar no sé qué y no tengo con qué. Y estoy lejos de ser marra, me cumplo casi todos mis gustos, a veces me doy chance de gastar en algo un poco a lo estúpido, pero jamás me endeudo ni se me termina el dinero sin saber en qué lo gasté; nunca llego a una quincena sin tener todavía en la cuenta parte de la anterior, mi aguinaldo me dura hasta marzo... y eso sin necesidad de restringir regalos en Navidad o quedarme sin comer. Y juro que mi sueldo está lejos de ser un gran sueldo. Lo importante aquí es que es un hábito, no me la paso haciendo cuentas ni sé cuánto llevo gastado todos los días, no llevo registro de entradas y salidas, con trabajos sé cuál es mi sueldo neto; simplemente lo hago y me sale.

Si nos vamos un poco más atrás, igualmente es gracias a la educación y oportunidades que me dieron mis papás, que nunca me ha faltado trabajo para ganar mi dinero y lo que compro con él, que se ganármelo de manera honrada y sin deberle nada a nadie ni esperar que me caiga del cielo.

Así que ya para no echar más rollo, gracias infinitas a mi papá y mi mamá, gracias a quienes siempre tuvimos el lujo -porque no importa el tamaño, es un lujo- de tener casa propia, con qué vestirnos y qué comer; siempre que fue posible tuvimos vacaciones familiares increíbles sin necesidad de destinos ostentosos, pasaportes ni visas  (¡cómo olvidar nuestras salidas de 4 días a Tequisquiapan, Celaya, alguna playa que nunca fue Cancún ni los Cabos); siempre se las arreglaron para que los cuatro estudiáramos en escuela privada desde el kinder hasta la universidad. No puedo más que agradecer por ello y profesar mi más profundo respeto y admiración por ustedes. Y aun así, aprendimos a ganarnos lo nuestro y no sentir que alguien más nos lo debe.

En efecto, materialmente es sólo un coche y no muy lujoso, por cierto, pero atrás de ello hay tanto esfuerzo, amor y buen ejemplo implicados, que no pude, ni me dio la gana tratar de contener mis lágrimas mañaneras.

P.D.: hoy hace cuatro años fuimos juntos a escoger mi coche y días después a recogerlo. Gracias por apoyarme, por emocionarte conmigo, por no perderte ni un momento de mis logros aunque fueran mínimos, por echarme porras, por ser mi cómplice y el mejor papá. Y gracias má, porque sin tu ejemplo nunca habría juntado ni para el enganche. Los amo.

25 de mayo de 2012

Vacío o "Totalmente Palacio"

Cansada de tanta frivolidad. No estoy diciendo que he alcanzado el Nirvana ni que me encuentre en un nivel superior al de nadie. Tengo mi lado frívolo como todos, pero eso no me impide cansarme de él y declarar que estoy hasta la madre de tantas pendejadas que veo, oigo, hago y digo.

Voy en la calle y todo me parece tan vacío, tan sin chiste y sin sentido. No les encuentro el "para qué". Veo los espectaculares de El Palacio (que siempre me han cagado), de expos de cualquier clase de pendejada: expo tu boda, expo mis XV, expo bautizos, expo mi primera comuniòn, expo tuputamadre... (no mamen), cuya única finalidad es convencerte de adquirir cuanta tarugada que evidentemente no necesitas, metiéndote la idea de que "es el día más importante de tu vida" y no hay que escatimar... Neta? Cuando a mí me tocó no había esas jaladas y de todos modos mis "eventos" fueron lindos, organizados por mis papás como chingados pudieron, sólo con lo estrictamente necesario de modo que nunca se perdía de vista el sentido mismo del sacramento o el evento en cuestión. En fin, sigamos.

Veo la TV -en rarísimas ocasiones por cierto- y me quiero pegar un balazo en la sien. El 99.9% de las 3 veces al año que la prendo, me sirve sólo para confirmar por qué nunca lo hago. A pesar de que de niña no me perdía Candy, Remi y demás cursilerías, jamás caí, supongo que por gracia divina, en la adicción televisiva. No tengo tele, esa es la realidad, para ver mis pelis tengo mi Lap Top. Vale, sin embargo comentar que hay honrosas excepciones de programas que valen mucho la pena y he tenido la suerte de ver,  aunque igual no los sigo y aceptémoslo, nunca competirán en rating con "María la del Barrio".

Veo tanta gente que sólo por cómo camina y su actitud ante la vida me dan ganas de darle un patín. Y no, no soy resentida social, la neta me va bien, estoy contenta con lo que tengo -que espero cada vez sea menos y más básico, más valioso-.Cada quien su vida pero no puedo evitar el impulso del patín, lo siento. Cabe aclarar, sin embargo, que no por ello soy grosera ni nada parecido, los dejo ser y pinto mi raya.

Estamos tan atascados de cosas, imágenes, gente (setecientos y putas de amigos en facebook? ay, ajá), que ya no nos detenemos demasiado en nada, todo es como una droga suave cuyo efecto se evapora en chinga y necesitamos más. Ya nada nos sabe, nada nos sorprende, todo envejece y caduca en 24 hrs... se te fue, ya estás out. Veo incluso mis cosas y pienso "puta madre y neto ¿para qué mierdas tengo todo esto?" me desespero y me ofusco de tener tanto en mis cajones, mi escritorio... y tener tan poco en otros aspectos más profundos e importantes.

De pronto me he dado cuenta de todo lo que hay en mi vida que no sirve. Estoy saturada de cosas, de personas y de más, a pesar de lo cual no dejo de sentir tan poca paz mental, tan poca libertad; no dejo de tener tan poco tiempo a veces, tan pocos planes importantes y trascendentes... Tan poca gente a quien llamar cuando me siento de la mierda y con ganas de hablar. Tan poco que decir a veces y una verborrea vacía otras tantas. Cuando no me falta nada pero tengo que ir a terapia a tratar mi tristeza crónica... algo definitivamente está mal. Y no estoy diciendo que entre mis "posesiones" no tenga nada valioso. Tengo familia, amigos (muy contados, eso sí, que realmente puedo llamar mis incondicionales) tengo logros importantes... creo. En fin, ya me desvié otra vez.

Detesto y me da náuseas ver pendejadas como South Park, Beavis and Butthead, Jersey Shore... puta madre. Y no por puritana ni porque me espante, yo tengo mis propios "episodios" y Thrillers personales pero que eso sea lo que tiene a la gente pegada y apendejada en lugar de un buen libro, me enferma. No me espanta que se tiren a 10 weyes en un sólo capítulo y dos de ellos resulten ser hermafroditas... no me espanta que se pongan hasta su madre y se orinen en la pista de baile, no me espanta que se metan cosas... no me pongo moralista. Lo que me deprime es que eso nos parezca de verdad interesantísimo (ya olvidémonos de que además lo vemos como cool o normal) es lo que nos tiene agarrados. Me lleva la chingada, y yo cagada porque para donde volteo nada me hace sentido, veo un banco y no me hacen sentido las putas finanzas y cómo complicamos el mundo inventando diferentes monedas, de dónde sacamos que unas valen más q otras, ¿por qué tanta mamada? Veo estéticas, tiendas de ropa... ¿y todo para qué mierdas si no tenemos nada, si estamos vacíos como personas, si no sabemos estar solos, si no podemos ser amables... si somos hipócritas? Veo tanta pendejada en itnernet como los sitios para votar si alguien es guaposexy o no, banners para "crear" a tu bebé o saber con quién te vas a casar... ¿qué pinches mamadas son esas? Usemos el cerebro, por Dios!!! qué perdedera de tiempo tan de la chingada.

Yo estoy cansada de esto. Así que a deshacerme de todo lo inútil que encuentre en mi espacio vital, a hacer mi vida más sencilla, prescindir de lo prescindible, dejar de inventarme razones para necesitar cosas y personas que no me aportan nada, que no me hacen más feliz ni mejor persona...

Ah y  por si se lo preguntaban, hoy tampoco me pinté.

8 de mayo de 2012

De cara lavada...de cosas y COSAS

Hoy no me pinté. Nada, ni una gotita de rímel, ni madres. Y ¿saben qué? me veo bien. Tampoco me peiné, aunque eso no lo hago jamás, así que no es novedad. El punto es que me gusta la imagen que me devuelve el espejo; me siento más libre y más ligera... más yo.

Así sin pena
Y de pronto me han atacado unas ganas de hacer con mi vida entera lo mismo que hago hoy con mi cara. Probablemente el efecto sea el mismo y se vea más bonita, y se sienta más libre, y sea más ella.

Quiero borrar y reinventar cada rincón: escoba, trapeador, aspiradora, cloro, cepillos, trapos, agua... galones de agua. Quiero soplar un poco aquí y allá sobre el polvo y las cenizas; barrer las arañas ya secas de los rincones y aspirar sus telarañas; quiero trapear el piso con las lágrimas inútiles que aun me quedan; tirar los corazones rotos que se me han quedado en un cajón; tirar ideas, cosas, sueños viejos y reemplazarlos con las novedades de la fayuca de mi mente hiperactiva.

Son tantas y tantas cosas...

Tengo cosas que me sonríen,
Cosas que lloran
Cosas que me hablan
Cosas que me transportan a otra época
Cosas que no hacen absolutamente nada, ni bueno ni malo
Cosas bonitas, otras no tanto
Cosas que cantan
Cosas que bailan
Cosas que evocan caras, nombres, personas
Cosas vacías
Cosas que callan
Cosas que me miran
Cosas que me escuchan
Cosas divertidas
Cosas que me enseñan otras cosas
Cosas mías, cosas tuyas... ajenas
Cosas llenas de cosas...
Cosas innecesarias
Cosas que sobran, que ya no me ilusionan

Tengo sueños caducos y enlamados
Sueños pendientes
Sueños presentes
Sueños superados
Sueños que duelen
Sueños pasados
Sueños que mueven
Sueños irrealizables
Sueños irremplazables
Sueños cumplidos
Sueños de niña
Sueños de mujer
Sueños que ya no son sueños



Y tengo ideas grandes
Ideas tontas
Ideas que dan miedo
Ideas que se me esconden
-u olvido dónde las dejé-
Ideas que me angustian
Ideas que me inspiran
Ideas que paren nuevas ideas
Ideas que comparto
Ideas que me guardo
Ideas perdidas
Ideas equívocas
Ideas que me persiguen
Ideas que me atormentan
Ideas que no son mías

Y tengo manías como esta de hacer inventarios, de depurar, de buscar el Reset button, de ordenar y reordenar, de pensar y repensar, de darme de cara con la pared, de hablar y de escribir (a mi pluma también le dio verborrea)... de ser yo, a pesar de todo.


25 de abril de 2012

Noches de Boda y Frentes Marchitas

Y gracias a mi hermano mayor terminé de enamorarme de Joaquín Sabina. No es que no lo conociera, pero debo confesar que tengo no más de 5 canciones suyas en mi iPod, esas pocas que me iban gustando por tener un "algo" que las hacía sobresalir del resto para mí. Y eso sí, las que me gustan me encantan, me matan, aunque hasta ahora no llegaran a 10, pero ese "resto" la verdad me daba lo mismo.

Porque no, y disculpen mi ignorancia los fans from hell de Sabina, nunca me mató toda su música -la poca que conocía-, y con esto me refiero al estilo de ciertas canciones, esas que suenan más rockers, que no son tan lo mío... yo soy más de baladitas; nunca fui su fan aunque más de una persona cercana a mí lo es, y debo confesar que jamás me he tomado el tiempo de escuchar y conocer todo su trabajo.

Habiendo confesado mis pecados aclaro que estos no obstan para dar crédito a quien lo merece. Me guste o no el arreglo musical o el género de una canción, me guste o no la voz que la interpreta, no puedo huir de una buena letra, no puedo evitar que asalte mis oídos, secuestre mis ideas y me caiga con todo el peso en el corazón provocando un "no sé qué" que me recorre el cuerpo entero, me enchina la piel y en ocasiones me saca más de una lágrima. No, no puedo. Y en el caso de Don Joaquín ¡Dios mío! ¿qué pasa con sus letras?

Por casualidades de la vida he tenido últimamente la oportunidad  y la suerte aquí y allá de escuchar o leer las letras de dos que tres canciones de Sabina que desconocía (sí, algunas muy viejas, pero mejor tarde que nunca), y que casi desde el primer acorde quise aprender y aprehender; que me cantaron al oído haciéndome pensar, enseñándome algo o simplemente me inspiraron nostalgia por una historia ajena o un desconocido. Todos estos factores aunados a semejante sentimiento que pone al cantar, me obligaron a escuchar y querer más. Entre las aportaciones de mi hermano primero me atrapó Con la frente marchita y ahora esta belleza que es Noche de Bodas.

No voy a decir que ahora soy la más grande fan sobre la tierra pero declaro solemnemente que esas canciones de Sabina que han sobresalido para mí, que me han hecho el amor, que por razones muchas veces desconocidas me han tocado en lo profundo... son unas JOYAS, este hombre es sublime en lo que hace, y tengo toda la intención de escucharlo de principio a fin con la seguridad de encontrar muchas otras piedras preciosas entre su repertorio. Y ahí les va:

Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas,
Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.
Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.
Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.
Que no se ocupe de tí el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.
Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.

23 de abril de 2012

Ese alguien invisible

Desconozco su nombre. Jamás la he visto ni de lejos y nada ni nadie me ha confirmado su existencia. Y sin embargo está tan presente... casi podría decir que la conozco.

En cada palabra que dijiste la última vez, en cada uno de tus gestos y reacciones, en tu manera culpable de tocarme, en tu forzada indiferencia y la súplica muda desde lo más profundo de tus ojos... Sí, ahí está. En esa falsa amistad que me ofreces y me niegas a la vez, a falta de otra opción; en el exceso y defecto de sutileza en cada frase -según ameritaba el momento- para decirme o darme a entender que "se acabó".

Y atentando contra mi vanidad y salud mental a veces siento que mataría por conocerla. Me he descubierto con la pregunta en la punta de la lengua "¿quién es?", o la petición más fuera de lugar "preséntamela". Tendría que estar loca para articular dichas frases frente a ti, pero es la única manera en que podría saber de primera mano qué es eso que buscabas y que no encontraste acá.

No, tú no la mencionas, pretendes que no existe pero es la inquilina principal en tu mente, la cargas en el pecho y en la manera en que me miras; esa habilidad motriz de encontrar tu mirada con la mía mientras miras más allá, mucho más lejos, porque miras con el pensamiento, porque la llamas de manera involuntaria mientras tratas de ir armando una conversación coherente conmigo.

Y me cuesta, me pesa. Le he puesto algunas caras en mis momentos más masoquistas. Pero no es sólo la cara, no. Lo que más me pesa es pensar en la actitud maravillosa que debe tener; esa independencia, seguridad, inteligencia emocional, sensualidad... Esa habilidad de intrigarte y manipularte, de tenerte a la expectativa sin que te enteres; de provocar en ti el deseo y la necesidad tirando todas tus barreras, todas tus máscaras. En fin, todo aquello que completa tu check list, todo aquello que yo tengo pero no me sentí suficientemente a salvo para mostrar... o no me dejaste.

Ese alguien invisible a quien le atribuyo el femenino, "ella"... eres tal vez tú mismo, tú y tus barreras, tú que te defiendes de mí, que te acercas y te alejas, te impones, tratas de reafirmar tu superioridad a cada momento; tú que juzgas a priori, acusas y condenas; tú que has patentado la razón, tú tan estoico, invulnerable, tan escondido tras de ti.

20 de abril de 2012

Tú, Narciso

No sé por qué me dueles tanto. Me estrujas el estómago y me partes en dos sin siquiera proponértelo. Pones motor a mi creatividad que sólo desemboca en historias escabrosas de traición que ya no distingo de la realidad, y me da miedo estar viviendo y pensando puras ficciones. Me da miedo verte, me da miedo hablarte. En secreto creo que quiero ser como tú, quiero tu control, tu seguridad, algo de tu ecuanimidad, tal vez seas esa otra mitad, el Narciso de Hermann Hesse... y yo el apasionado, intenso y sensible Goldmundo. Tal vez simplemente no tenemos nada que ver.

3 de abril de 2012

A veces me pregunto...

¿Qué sería de mis ideas, traumas, tribulaciones, enojos y alegrías sin una pluma y una hoja en blanco?
¿Qué sería de tanto sentimiento desbordado sin una melodía en la cabeza, una guitarra y unas cuantas frases que a modo de catarsis lo conviertan en canción?
¿Qué sería de mi salud mental si no hablara sola?
¿Qué sería de mi ansiedad excesiva sin un par de piernas funcionales y una gran canción de fondo?
¿Qué sería de mi vida sin mi padre, mi familia, el amor incondicional de mi perro; sin esos amigos tan escasos que aun me buscan, y entre ellos los aun mas escasos que aguantan escucharme por más de 5 minutos?
¿Qué sería de mi sed de cosas extraordinarias sin Paganinni, Vivaldi, Grieg, Mozart, Markov, Perlman, Schubert, la música Country, Michael Jackson; sin las puestas de sol, el mar, las montañas, los árboles secos, unos cuantos viajes y algunas sorpresas?
¿Qué sería de mi soledad sin esos tantos lugares que he convertido en mis refugios?
¿Que sería de mi hambre intelectual sin Ruiz Zafón, Nietzche, Hesse, Spota, Víctor Hugo, JLM Vigil, Aristóteles, Sartre, Luca de Tena, Emily Bronté, Caldwell -por mencionar unos cuantos- y sin todos mis libros mágicos?
¿Qué sería de mis sonrisas sin mis recuerdos y tesoros?
¿Qué sería de esta opresión en el pecho y este vacío en el estómago, si no tuviera lágrimas?
¿Qué sería de mi tiempo sin algo por qué llorar, algo que agradecer, algo de que quejarme, algo por qué sonreír, una canción que cantar, alguien con quien hablar, un lugar nuevo por conocer?
¿Qué sería de todos nosotros sin el arte?
¿Qué sería de mí sin mí?

Y por momentos también me intriga el futuro ¿qué será de mí cuando todos se vayan?
¿Qué será de mis miedos si te encuentro? ¿Qué será de mi orgullo si no vuelves? ¿Qué será de mi inteligencia si te creo?

30 de marzo de 2012

Esos hubieras...

Ayer pensé que estaría de huevos no haberte conocido. De verdad lo pensé. Pero luego me detuve y recapacité. La neta sí estaría de huevos porque en este momento me valdría poco menos que un carajo la razón por la que no has llamado, o qué pasó la última vez, que te hizo dar marcha atrás... ok, siendo honesta no es que estuvieras muy "en marcha" antes, pero como sea estabas. Tampoco me estaría debatiendo internamente entre llamarte o no, queriendo anticipar lo que vas a decir o pensar, pensando en estrategias pendejas, en fin.

Como sea, no estaría hecha mierda adjudicándole a tu desaparición la mitad de mis traumas existenciales en los que no tienes nada que ver. Y así concluí varias cosas. De no ser por ti no me sentiría mal, pero no estaría bien. Me explico: queriendo ser un poco positiva creo que por tu pinche culpa y muy a la mala me vi obligada a reflexionar sobre mi vida, sobre la persona que llevo años creyendo que soy, la que muestro y la que en realidad soy; he tenido que revivir viejas historias, viejos episodios que duelen, y mucho; he tenido que abrir viejas heridas para hurgar un poco y resolver algunos misterios del engendrito que soy. He tenido el cerebro a punto de explotar con tanta información que le he metido en tan sólo unas semanas.

Por tu pinche culpa he llorado como una imbécil; llorado hasta faltarme el aire y querer gritar, correr, desaparecer. He buscado un pinche botón en mi mente que diga Delete y ni madres, no hay... a quién se le ocurre equiparnos con un costal de sentimientos que no coordinan con el cerebro, y luego no incluir ese pinche botón tan básico.

Y de tanto pensar -reitero, por tu pinche culpa- me doy cuenta que me dueles. Me duele tu ausencia y tu indiferencia, tu estar y no estar, tu puta soberbia; me duelen tus caricias, tus miradas, tu cuerpo sobre el mío. Me duele todo eso, sí, pero no me mata. Lo que me mata es dolerme yo. Me matan mis palabras a solas, mis miradas en el espejo, mis juicios que no me perdonan nada; me matan mi descuido e indiferencia hacia mi dolor y mis heridas; me mata mi intolerancia y la auto-crítica; ah sí, y los golpes que me asesto en el centro del pecho con regular frecuencia. Me matan mis jodidas culpas.

Nunca nadie ha sido tan ojete conmigo como yo misma. Eso duele, mata, consume y destruye. Y ¿quién coños me he creído yo para tratarme así? ¿Con qué derecho dejo que cualquiera venga y derrumbe los pocos y pequeños castillos que tanto me ha costado levantar y mantener? ¿Con qué huevos me hago pequeña e invisible para luego aparecer con cualquier disfraz que combine mejor con el de al lado? ¿Con qué cochino derecho me condeno y me niego todo perdón?

Y tú destapaste esta cloaca de mierda con un consejo que en cualquier otro momento y de no haber venido de ti, probablemente habría ignorado, habría sido intrascendente. Pero lo tomé, y no era de hecho un mal consejo, muy al contrario, no podía ser más solidario y bien intencionado, pero no pensé que sería el tirón que faltaba para abrir esta caja de Pandora en la que encerraba tantas cosas que ya había olvidado, o esas que de una manera evidentemente no muy hábil intentaba al menos no recordar.

Me cuesta creer -aunque tal vez me convenga- que ese era tu papel, tu misión divina en mi vida; que me quedas a deber hasta el adiós, que no tienes nada que decirme ni nada que escucharme; que desde el día uno esto no daba para más. En resumen, me cuesta creer que de pronto te importe una mierda, que no tuve nada que aportar, y que para ti cualquier explicación está de más. Yo no puedo borrar de un día para otro a alguien que me gustaba para personaje activo de mis historias. No puedo y tal vez ese es mi pinche problema. Tal vez la gente normal es como tú, que hoy jala para un lado y mañana para otro; que no tiene un pedo en cambiar y probar, que no se amarra ni se aferra, ni se clava con culpas estorbosas. Tal vez por eso eres feliz, tal vez sólo lo aparentas.

Y a pesar de todo, de algún modo enfermo y medio psyco, muy en el fondo creo que dentro de no mucho te lo voy a agradecer, aunque ya no estés. Y sigo pensando que estaría de huevos no haberte conocido o al menos no haberte notado. A veces estaría de huevos no ser yo.

23 de marzo de 2012

Incertidumbre

La incertidumbre es una droga. Una tortura lenta, implacable, despiadada. Un huésped indeseable, aunque en ocasiones inconscientemente buscado y bienvenido. Te quiebra, te destroza, te sume en la angustia. te perfora y te atraviesa con sólo dejarla estar.

Pero la certeza... ¡qué miedo tan profundo nos provoca su sola idea cuando es obviado o claramente percibida la posibilidad de actualizar con ella el objeto de nuestro temor, aquéllo de lo que huimos, aquello que evitamos manteniéndonos en la incertidumbre. Tememos confirmarlo, tememos preguntar; preferimos refugiarnos en una pretendida incertidumbre, rogarle que nos aniquile antes que asesinar uno mismo la esperanza. Porque duele, porque le quita el sentido a todo, porque nos deja vacíos. y el vacío, la nada, es aterrador. Nos deja indefensos ante todo y ante nada. Pero también cura, sana, desvanece la obsesión.

La esperanza puede ser tan letal y enfermiza cuando se sostiene sin fundamentos; sólo rogando al destino o a la providencia que todo se alinee, que todo resulte... mientras permanecemos pasivos e inútiles cultivando un sufrimiento mediocre y vergonzoso; un sufrimiento del que deberíamos escapar a toda prisa, sin omitirlo, claro está.

Para evitar toda situación de incertidumbre debemos movernos entre absolutos: las cosas son o no son, sirve o no sirve, se quiere o no se quiere, me gusta o no me gusta, siento esto o no lo siento, está o no está. No hay zonas grises, no hay puntos medios, sin mediocridades, a costa de lo que sea, para alcanzar la paz interior cedida.

20 de marzo de 2012

Pequeños Instantes

Hacía mucho, pero mucho tiempo que no me comía una paleta, fue de uva. Y hacerlo mientras escucho las 4 estaciones de Vivaldi de principio a fin, sentada en una banca de parque con el sonido de una fuente de fondo, y un lago lleno de patos como paisaje, dejando que me corran un par de lágrimas hasta la barbilla, al tiempo que sonrío e ignoro totalmente las reacciones a mi alrededor, que no el movimiento de tanta gente paseando con sus perros, hablando entre sí o pasando un domingo familiar... No tiene precio. Observo desde mi mundo.

Y yo aquí, invisible por un rato, como seguido me gusta ser y sentirme. ¿Escapando? tal vez, ¿y por qué no?, es válido darse permiso de escapar siempre que sea necesario. Yo no escapo para evadir responsabilidades, escapo para pensar y tratar de conocerme un poco más cada vez para ser mejor, ser más yo, quitarme barreras y disfrutar más cada instante y cada día de mi paso por el mundo.

La vida es muy corta para desperdiciarla con agobios que no llevan a nada, con culpas inservibles y falsas modestias; con actitudes mediocres y arrepentimientos; con malas caras. Muy corta para pasar el tiempo tratando de arreglar aquello que no tiene solución en lugar de avanzar a algo mejor. Muy corta para gastar tu energía en contener torrentes de lágrimas pensando en hubieras enterrados; rebuscando donde no hay nada, olvidándose de uno mismo. Luchando por convertir negativas y rechazos en al menos un "tal vez". Pensando a quien no te piensa, reprochándote y enredándote en la misma madeja una y otra vez.

Y mientras pienso todo esto sigo observando la fuente, los patos, los árboles; y siento las primeras gotas de una inminente lluvia vespertina. Y lloro. Y sonrío. Me despido del medio tronco que fue mi banco y compañía durante estas horas; me despido de mi paisaje, de mi momento feliz que pretendo prolongar hasta donde sea posible. Me voy sin dar la espalda, me voy más llena y más ligera; me voy sin olvidar; me voy para volver.


14 de marzo de 2012

¿Y ahora para dónde?

Encontré este texto de Paulo Coelho que me compartió un amigo hace tiempo y me cayó como anillo al dedo... Se los dejo y espero que les sirva, los haga pensar, les resuelva algo o simplemente lo disfruten.


Manual de conservar caminos

 1] Al principio del camino hay una encrucijada. Allí puedes pararte a pensar en la dirección que vas a tomar. Pero no te quedes demasiado tiempo, o nunca saldrás de ese lugar. Reflexiona lo necesario sobre las opciones que tienes delante, pero una vez que des el primer paso, olvídate definitivamente de la encrucijada, pues en caso contrario nunca dejarás de torturarte con la inútil pregunta: “¿El camino que elegí era el correcto?”. 

2] El camino no dura para siempre. Es una bendición recorrerlo durante algún tiempo, pero un día terminará, y por eso debes estar siempre listo para despedirte en cualquier punto. Por mucho que te deslumbren determinados paisajes, o te asusten ciertos trechos. No te aferres a nada. Ni a los momentos de euforia, ni a los interminables días en los que todo parece difícil, y el progreso es lento. Más tarde o más temprano llegará un ángel, y tu jornada habrá llegado a su término. No lo olvides.

3] Honra tu camino. Fue tu elección, fue decisión tuya, y en la misma medida en que tú respetas el suelo que pisas, este mismo suelo respetará tus pies. Haz siempre lo más adecuado para conservar y mantener tu camino, y él hará lo mismo por ti.

4] Equípate bien. Lleva un rastrillo, una pala, una navaja. Entiende que para las hojas secas las navajas son inútiles, y que para las hierbas muy enraizadas los rastrillos son inútiles. Conoce siempre qué herramienta hay que emplear en cada momento. Y cuida de ellas, porque son tus mayores aliadas.

5] El camino va hacia delante y hacia atrás. A veces es necesario volver porque se perdió algo, o porque un mensaje que debía haber sido entregado se quedó olvidado en un bolsillo. Un camino bien cuidado permite que puedas volver atrás sin grandes problemas.

6] Cuida del camino antes de cuidar de lo que está a su alrededor: atención y concentración son fundamentales. No dejes que las hojas secas del borde del camino te distraigan, ni que la manera como los otros cuidan sus propios caminos desvíe tu atención. Usa la energía para cuidar y conservar el suelo que recibe tus pasos.

7] Ten paciencia. A veces es necesario repetir las mismas tareas, como arrancar las malas hierbas o cubrir los agujeros que surgieron tras una lluvia inesperada. Que esto no te enfurezca, pues forma parte del viaje. A pesar del cansancio, y a pesar de las tareas repetitivas, ten paciencia.

8] Los caminos se cruzan: las personas pueden explicar el tiempo que hace. Escucha los consejos, pero toma después tus propias decisiones. Tú eres el único responsable del camino que te fue confiado.

9] La naturaleza sigue sus propias reglas: por lo tanto, tienes que estar preparado para los súbitos cambios del otoño, para el hielo resbaladizo del invierno, para las tentaciones de las flores en primavera, y para la sed y las lluvias del verano. En cada estación, aprovecha lo mejor que te ofrezca, y no te quejes de sus particularidades.

10] Haz de tu camino un espejo de ti mismo: no te dejes influir en absoluto por la manera como los demás cuidan de sus caminos. Tú tienes un alma que escuchar, y los pájaros transmitirán lo que tu alma quiere decir. Que tus historias sean bellas y agraden a todo lo que tienes en torno. Sobre todo, que las historias que cuente tu alma durante la jornada se reflejen en cada segundo del recorrido.

11] Ama tu camino: sin este principio, nada tiene sentido


Café de la Piazza (Colonia Roma)

Descubrí este lugar mientras manejaba buscando otro que por referencia de la base de datos de Chilango encontré. Me dirigía en concreto al Toscano de la Roma ubicado en Orizaba y Puebla, pero al tomar Orizaba desde Álvaro Obregón se me atravesó el hermoso parque ___ donde se encuentra el Restaurante la Piazza y al lado su versión de cafetería, seguido por el Non Solo (otro adicional al de Álvaro Obregón) y enfrente del Starbucks que se encuentra al otro lado del parque.

Lo primero que me llamó la atención fueron los farolitos que cuelgan de los árboles que adornan la banqueta. Se ven tan lindos. Luego, por supuesto, el hecho de que tuviera mesitas con velas sobre la banqueta y que no estaba vacío. Total, aborté la misión original y sin pensarlo mucho más me agencié un lugar alrededor del parque y me quedé ahí.

Ya para no echar más rollo les diré que el servicio es más que excelente, la amabilidad de la mesera que me atendió es irreal, se ganó cada centavo de su propina y miren que, cuando el servicio es realmente excepcional, soy muy generosa con las propinas.

El menú principalmente tiene crepas, pastas y ensaladas. Probé una crepa de espinacas con no sé qué y estaba muy buena. Lo malo es que no tenía mucha hambre así que en realidad me la comí algo forzada pero no por eso dejé de apreciar lo bueno del platillo.

El café es excelente y tienen un mousse de guayaba maravilloso, postre que no se encuentra muy seguido en ningún otro café... bueno de hecho en general no tienen nada que contenga guayaba pero este sí y me hizo muy feliz.

Palomita también por la hora de cierre que es a las 00:00.

No he vuelto pero lo haré. No dejen de visitarlo.

Que lo disfruten!

4 de febrero de 2012

Corazón de Maguey, Coyoacán Centro

Al lado del famoso Hijo del Cuervo, encontramos este ameno lugarcito muy frecuentado por extranjeros de cualquier lugar. La terraza tiene una linda vista al jardín central de Coyoacán con su fuente, sus caminantes heterogéneos, sus vendedores y todo el colorido de la plaza. El servicio es bueno, las pesas un poco pequeñas si eres como yo de los que llegan con libro, lap top y además piden café y postre. El único problema sería un día de lluvia ya que la terraza está sólo cubierta por sombrillas individuales lo que lo descarta como opción con un mal clima.

Por cierto que el flan es maravilloso.