29 de septiembre de 2008

¿Dónde estamos?

En este momento quisiera decir "te quiero", quisiera tener la motivación de luchar con todo lo que tengo para que estemos juntos mucho tiempo más... pero siendo sincera, lo haces tan dificil... Sé que somos diferentes, pero por momentos parece que nisiquiera sentimos lo mismo, que estás por estar, y no pasa nada que contradiga la hipótesis.

¿Por qué tenemos que complicar tanto todo?
¿Por qué resulta tan dificil dar y recibir? A veces la segunda es más dificil que la primera.
¿Por qué es tan complicado ceder ciertas cosas por conseguir cosas mayores que deseamos?

Ninguna de mis preguntas me suena lógica porque en mi cabeza, si tienes un objetivo claro, y estás seguro de lo que sientes por alguien, buscas ajustar lo que tengas que ajustar para llegar a él, quieres hacerlo.

En mi mundito, las relaciones entre gente que se quiere fluyen sin planearlas y sin estrategias; los sentimientos llegan y no preguntan si pueden entrar, los entendamos o no... se da una conexión hasta cierto punto "natural".

Los conflictos existen pero las personas involucradas, si tienen la clara intención de estar juntas, buscan la manera de conciliar y arreglarlo. En mi mundo uno siente la necesidad -que no la obligación- de dar, de entregarse al otro, de procurarlo, apoyarlo, porque eso lo hace feliz; de la misma manera recibe con amor, ilusión y gratitud, la entrega del otro.

En mi cuento de hadas existe alguien de quien no te quieres separar y que no se quiere separar de ti; alguien que se interesa por comprenderte y te acepta completa, con todo lo que hay en ti, como tú lo haces con él.

En mi historia ideal yo te amo y tú me amas. Resolvemos las diferencias buscando la felicidad de los dos porque de verdad queremos estar juntos a pesar de todo. Pasamos el tiempo juntos haciendo lo que sea, sólo por acompañarnos. Me interesan tus cosas y te gusta que me involucre, como a ti te interesan las mías, y los dos nos apoyamos y nos alegramos con los logros del otro. Somos empáticos en las buenas y en las malas. Sabemos ceder, sabemos comunicarnos, sabemos compartir. Sabemos amar.

En esa misma historia nos extrañamos, valoramos los pequeños detalles que siempre procuramos tener. Guardas en tu alma todo lo bueno, y desechas lo malo una vez que se arregló el problema. Porque estamos juntos por gusto, porque así lo decidimos, porque sentimos algo que no podemos explicar pero que no nos deja imaginar nuestras historias separadas. Tenemos planes juntos y tratamos de cumplirlos. Nos respetamos en todo, incluso si uno de nosotros necesita espacio.

Suena idealista, lo sé, pero creo que existe. Sé, o quiero creer que ambos tenemos el potencial de construirlo así. Ambos tenemos errores y aciertos; ambos tenemos buenos y malos momentos pero lo podemos hacer, si el objetivo es común.

El problema es que no puedo dejar de preguntarme si tenemos el mismo concepto de lo que implica una relación, si estamos persiguiendo el mismo objetivo. Tal vez deberías reconsiderar las razones que te llevaron a decidir que querías estar conmigo. Yo lo tengo claro. Pero en este momento no estás cerca y no te quiero preguntar... porque respeto tu espacio (¿?), aunque no estoy muy segura de estar respetando mis sentimientos y eso me pone a pensar tantas cosas que no quiero pensar. Me hace dudar, quedarme atorada sin saber a dónde correr, qué puertas abrir y cuáles cerrar.

No puedo leer tu mente y no sé si quisiera hacerlo. Prefiero escucharte, lo que sea que tengas que decir, bueno o malo. De verdad, prefiero escucharte y sólo estoy esperando que decidas hablar... tal vez tome yo la iniciativa. Tengo que hacer lo que yo quiero y decidir sola porque no sé qué quieres tú.

Qué horror, no puedo creer lo cursi de mi post, pero fue la mejor forma que encontré de expresar el sentimiento en estos momentos... disculpen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario