20 de abril de 2012

Tú, Narciso

No sé por qué me dueles tanto. Me estrujas el estómago y me partes en dos sin siquiera proponértelo. Pones motor a mi creatividad que sólo desemboca en historias escabrosas de traición que ya no distingo de la realidad, y me da miedo estar viviendo y pensando puras ficciones. Me da miedo verte, me da miedo hablarte. En secreto creo que quiero ser como tú, quiero tu control, tu seguridad, algo de tu ecuanimidad, tal vez seas esa otra mitad, el Narciso de Hermann Hesse... y yo el apasionado, intenso y sensible Goldmundo. Tal vez simplemente no tenemos nada que ver.

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